Superficies resbaladizas: Los pisos mojados, ya sea por derrames, lluvia o limpieza, pueden crear una superficie resbaladiza que aumenta el riesgo de caídas.

Superficies desiguales: Los baches o las grietas en las aceras o en los estacionamientos pueden crear peligros de tropiezo, especialmente si no se mantienen adecuadamente. Los escalones desiguales o rotos también pueden representar un riesgo de caídas.

Obstrucciones: El desorden o los escombros en el suelo, como objetos descartados o materiales derramados, pueden crear peligros de tropiezo. Los cables o cordones sueltos o desgastados también pueden ser un riesgo.

Iluminación inadecuada: La falta de iluminación en pasillos, escaleras o estacionamientos puede dificultar la visibilidad de los peligros potenciales.

Equipamiento defectuoso: Los pasamanos o barandillas rotos pueden dificultar que las personas mantengan su equilibrio y prevengan caídas.

Mala mantenimiento: La falta de inspecciones y mantenimiento regular de las instalaciones puede llevar a la acumulación de peligros.

Condiciones climáticas: La lluvia, la nieve o el hielo pueden hacer que las superficies sean resbaladizas y aumentar el riesgo de caídas.